Me gustaría hablaros de las expectativas en torno a la maternidad y sobre todo de las expectativas que tenemos de nosotras mismas y de los bebés arcoíris.
Todos los futuros papás tienen expectativas en relación a sus hijos, esto es natural y comprensible, pero que pasa ¿cuando nos ha costado mucho llegar a ser padres?
Que nosotros valoramos la vida más que nunca, pero esto que podría ser positivo, a veces no lo es, porque no nos permite quejarnos.
¿Cómo nos vamos a quejar después de todo lo que hemos pasado para tener a ese precioso bebé?
Pero como todos ya sabemos la maternidad y la paternidad es una experiencia preciosa, pero a la vez muy dura, porque los niños son expertos en llevarnos al límite.
Además de todo esto, si no nos permitimos desahogarnos o mostrar que, aunque queramos a nuestros hijos sobre todas las cosas y somos los más felices del mundo, a veces estamos cansados y la situación nos supera, cómo es de esperar, es bastante probable que nuestra salud mental se resienta.
Para ello, es vital que aceptemos que somos padres normales y que, aunque nos haya costado mucho llegar al punto donde estamos, es de humanos reconocer lo que nos supera y pedir ayuda.
No pasa nada, porque finalmente no seamos cómo nosotros creíamos que íbamos a ser cuando fuéramos padres, la maternidad y la paternidad, es eso, adaptarnos a las etapas de nuestros hijos y a los constantes cambios de la mejor manera posible.
Los grupos de crianza son una gran estrategia para sentirse acompañados en la maternidad y si crees que aun así, hay situaciones que te desbordan, un acompañamiento terapéutico puede ser de gran ayuda.
No lo dudes, ¡no tienes porqué vivirlo sola!