Embarazo de bebés arcoíris

Empecé con pérdidas muy leves. La obstetra me dijo que vaya a la guardia. En la guardia me hacen una ecografía y me dicen que el feto estaba bien. Ahí me recetan progesterona y me indican que si continuaban las pérdidas vuelva a la guardia para una revisión. A pesar de la medicación, las pérdidas continuaron por lo que acudí nuevamente a la guardia, ahí me revisa una doctora y siente un flujo maloliente así que me receta óvulos y también me manda a hacer otra eco la cual sale bien. Ese mismo día cumplía 3 meses de gestación. Por un lado, al ver el feto y escuchar que había latidos y estaba todo bien me quedé un poco más tranquila aunque sentía un dolor abdominal que por lo gral son dolores normales del embarazo.
A la madrugada del siguiente día, tuve que acudir de urgencia a la guardia porque sentía contracciones fuertes y secuenciales. Ahí me asusté mucho y le pedí a mi marido que me lleve a la guardia. Recuerdo que eran las 5 de la mañana. Cuando llegamos a la clínica y bajo del auto sentí que dentro de mi cuerpo algo se había soltado e inmediatamente «rompí bolsa» o por lo menos así se sintió y comencé a largar líquido amniótico. Mi marido justo estaba bajando a mi hija de 4 años, a la cual no pudimos dejar con ningún familiar. En ese momento recuerdo escuchar a mi marido gritar » corré ya a la guardia», así que tuve que correr sola hacia la guardia para que me atiendan de urgencia. Inmediatamente me sentaron en una silla y comencé a gotear sangre. Mi marido y mi hija ya estaban conmigo, todo un garrón. En ese mismo instante lo miré a mi marido y con la cabeza le dí a entender que algo no andaba bien y que no iba a continuar mi embarazo. En aquel preciso momento el médico no me lo informa con palabras, sino que me explicó que me iba a poner un suero para calmar el dolor del vientre y que me iban a hacer una ecografía. A mi marido le dijeron que espere afuera en la sala de espera. Y ahí quedé yo, sola en un pasillo a las 6 am, bañada en sangre con un suero que no me calmaba nada y esperando a que me hagan la ecografía. Claramente, cuando me hicieron la ecografía, ya no se escuchaban latidos, fue un estudio donde el ecógrafo no me habló y yo tampoco me animé a preguntarle nada porque ya sabía la respuesta.
Era tanto el dolor que ni siquiera pude sentirme triste, sólo quería que el dolor cesara. Ya en ese momento estaba en una camilla. Cuando me dejan en la sala de internación de la guardia, pedí que autoricen a mi marido a entrar ya que habían pasado muchas horas y quería hablarle. Ya había llegado mi suegra para quedarse con mi hija. Una situación horrible porque me habían aplicado oxcitocina para eliminar el feto así que yo sentía todo el tiempo que algo se desprendía y salía entre mis piernas. Eliminé casi todo pero no lo suficiente como para evitar un raspaje. Me internaron 2 días. Los más tristes que viví porque mi hija me venía a visitar y me preguntaba por su hermanita.
Ya pasaron 4 meses de mi pérdida de embarazo y cada vez que me acuerdo de todo lo que viví lloro y mucho. No la estoy pasando bien.
Ayer le decía a mi marido que mientras estoy con gente u ocupada trabajando estoy bien pero cuando me encuentro sola, se me vienen a la cabeza todos pero TODOS los momentos que viví ese día.